Una guía sobre el arte de perderse

“En verdad el concepto de perdido tiene dos significados diferentes. Perder cosas tiene que ver con la desaparición de lo conocido, perderse tiene que ver con la aparición de lo desconocido. Hay objetos y personas que desaparecen de tu vista, tu conocimiento o tu propiedad: pierdes una pulsera, un amigo, la llave. Sigues sabiendo dónde estás tú. Todo lo que te rodea te resulta conocido, pero hay una cosa de menos, un elemento que falta. O bien te pierdes tú, y en ese caso el mundo se ha vuelto mayor que tu conocimiento de él. En ambos casos hay una pérdida de control. Imagínate a ti mismo desplazándote a través del tiempo y dejando atrás guantes, paraguas, pinzas, libros, amigos, casas, nombres. Esa es la vista que tienes si te sientas en el sentido contrario a la marcha del tren. Si miras hacia adelante, constantemente obtienes momentos de llegada, momentos de revelación, momentos de descubrimiento.” —Rebecca Solnit

 

Este hermoso libro de Rebecca Solnit es un mapa, solo que en lugar de mostrarnos lugares fijos nos hace deambular y reflexionar sobre las cosas que se pierden: la memoria, el propio pasado, los idiomas, la sabiduría de etnias indígenas que no existen más. Por aquí pasa también lo frágil, nuestra relación con la naturaleza y los animales que hemos empujado a la extinción. Están los territorios marcados como desconocidos en los antiguos mapas, el azul de la distancia que atrajo a los pintores del Renacimiento, el salto al vacío del artista Yves Klein en 1960. Y está la voz de Rebecca, entre los relatos del naúfrago Álvar Núnez Cabeza de Vaca y las peripecias de los buscadores de oro en el oeste ya nada lejano de los Estados Unidos. En medio: un camino nuevo a explorar, el interior.


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