Manifestando Lotus House of Yoga México. El detrás de bambalinas.

Tener mi propio espacio dejó de ser un sueño y acaba de volverse realidad. Ahora sé que el trabajo y la paciencia rinden frutos. Al iniciar la pandemia, los dos estudios donde solía compartir clases cerraron, Casa Hridaya y Pranayama. Entonces tuve que armar un grupo online con alumnos de ambos estudios que confiaron en mi y se animaron a practicar virtualmente, nos conectábamos dos días a la semana: lunes y miércoles a las 8:00 de la noche. Poco a poco, empecé a disfrutar cada día en la pantalla, de pronto éramos más personas, el grupo se hacía más grande. Platicábamos por zoom y vi cómo se fueron creando amistades. Conocí colegas yoguis que se animaron a entrar al proyecto de dar clases en línea. Los horarios, los maestros y las opciones crecieron. Mientras tanto, aprendí a hacer una página web, a crear contenido y hasta diseñar (un poco).

En medio de tanto esfuerzo, necesitaba darme mis tiempos (ya hemos hablado del arte del timebloking) para mi propia práctica de yoga, leer y descansar. Así pasaron dos años, yo aprovechaba cada momento y agradecía poder contar con la tecnología para seguir dando clases —hace 10 años seguro hubiera sido imposible—. Pero también añoraba volver a verlos a todos en persona. Quería sentir otra vez la energía de una clase presencial. Hay cosas que no se pueden sustituir.

El año pasado comencé a manifestar mi sueño: encontré el espacio perfecto gracias a dos queridos alumnos. Trabajé con Lotus House of Yoga para traer la magia del estudio a México (gracias a MC, Anne, Chaeli y toda la familia de Lotus). Aprendí más sobre tecnología: plataformas, carriles de pago, sistemas de reservas, etc. Hice presupuestos y proyecciones. Invité a maestros que quiero y admiro al equipo, y por fortuna: ¡aceptaron! Entre todos taladramos paredes, arreglamos cortinas, instalamos el audio e hicimos que nuestra nueva casa quedara como la había imaginado (Joe, Diego y Ale son lo máximo por ayudarme a manifestar mi visión). Y después de tanto ajetreo y empeño estábamos listos para abrir las puertas hace poco más de un mes.

Todo, absolutamente todo en el camino se queda como un gran recuerdo. Doy gracias porque diario tengo la oportunidad de abrir el estudio (¡qué logro traer ese nuevo juego de llaves conmigo!), conocer a nuevas personas o abrazar a quienes solo había podido ver a través de la computadora en los últimos dos años. Ahora estamos todos juntos, ya sea online (porque las clases virtuales continúan) o de manera presencial. En las dos modalidades seguimos creando lazos. Me encanta ver a mis alumnos disfrutar su práctica, escucharlos sintonizados, respirando y moviéndose al mismo tiempo, siendo una misma energía, cantando mantras que vibran y llenan el espacio. Sé que estoy en el lugar correcto, mi corazón está feliz y sumamente agradecido.

PD. Si aún no han ido al estudio, los invito a conocerlo y practicar con nosotros.


Manifesting Lotus House of Yoga Mexico. The behind the scenes.

Having my own space is no longer a dream and has just become a reality. Now I know that work and patience pay off. At the start of the pandemic, the two studios where she used to share classes closed, Casa Hridaya and Pranayama. So I had to set up an online group with students from both studies who trusted me and were encouraged to practice virtually, we connected two days a week: Monday and Wednesday at 8:00 at night. Little by little, I began to enjoy every day on the screen, suddenly we were more people, the group became larger. We talked by zoom and I saw how friendships were created. I met yogi colleagues who were encouraged to enter the project of teaching online. The schedules, the teachers and the options grew. Meanwhile, I learned how to make a web page, how to create content and even design (a little).

In the midst of so much effort, I needed to give myself time (we have already talked about the art of timeblocking) for my own yoga practice, reading and resting. So two years passed, I took advantage of every moment and was grateful to have the technology to continue teaching —10 years ago it would have been impossible for sure—. But he also longed to see them all in person again. I wanted to feel the energy of a face-to-face class again. There are things that cannot be replaced.

 

Last year I started to manifest my dream: I found the perfect space thanks to two dear students. I worked with Lotus House of Yoga to bring the magic of the studio to Mexico (thanks to MC, Anne, Chaeli and the entire Lotus family). I learned more about technology: platforms, payment lanes, reservation systems, etc. I made budgets and projections. I invited teachers that I love and admire to join the team, and fortunately: they accepted! Between all of us we drilled walls, fixed curtains, installed the audio and made our new house look like I had imagined it (Joe, Diego and Ale are the best for helping me manifest my vision). And after so much hustle and bustle, we were ready to open the doors a little over a month ago.

Everything, absolutely everything along the way remains as a great memory. I am thankful that every day I have the opportunity to open the studio (what a treat to bring that new set of keys with me!), meet new people, or hug someone I have only been able to see through the computer in the last two years. Now we are all together, either online (because virtual classes continue) or in person. In both modalities we continue to create ties. I love seeing my students enjoy their practice, listening to them in tune, breathing and moving at the same time, being the same energy, singing mantras that vibrate and fill space. I know that I am in the right place, my heart is happy and extremely grateful.

P.S. If you haven't been to the studio yet, I invite you to check it out and practice with us.


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