Biografía del silencio -El arte de meditar-

“Cuanto más llenamos la cabeza de palabras, mayor es la necesidad que tenemos de vaciarla para volver a dejarla limpia.” —Pablo d’Ors

Todo cabe en el silencio, pero cabe más cuando se medita. En el silencio se aclara el agua y nos poblamos de plantas y peces, dice Pablo d’Ors. No tiene nada de especial; es más, el silencio es un desierto, un no-lugar. Pero en esa aridez se está, se aprende a ser con el mundo. Estar significa poner atención y la atención, esto me gusta, conduce al asombro. En el desierto, por lo tanto, hay asombro, hay nosotros. Descubrimos la unidad, en la unidad se atisba la compasión. En silencio, somos entonces compasivos: de pronto descubrimos que lo que nos disgusta también existe. Nos volvemos receptores (o maestros). ¿Cómo? No sabemos, es un misterio, es silencio. Observar nos abre, nos quita de encima cosas. Sin cosas somos vulnerables, nos resquebrajamos, y ¿quién quiere grietas? Todos deberíamos. Porque en las fisuras entra la luz.

Pablo d’Ors es sacerdote, escritor y fundador de una red de meditadores llamada “Amigos del desierto”. Su interés por el silencio, la necesidad de encontrar refugio en un mundo lleno de ruido, lo llevó a querer observar con detenimiento las consecuencias de simplemente sentarse a meditar o intentar meditar. Este pequeño libro es el recuento de ese viaje interno lleno de obstáculos, de esas “sentadas” y las consecuencias que poco a poco fueron trayendo a su vida diaria.

“La meditación es una disciplina para acrecentar la confianza. Uno se sienta y ¿qué hace? Confía. La meditación es una práctica de la espera. Pero ¿qué se espera realmente? Nada y todo. Si se esperara algo concreto, esa espera no tendría valor, pues estaría alentada por el deseo de algo de lo que se carece. Por ser no utilitaria o gratuita, esa espera o confianza se convierte en algo neta y genuinamente espiritual.”

—Pablo d’Ors


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